" Para saber algo debes hacerlo mil veces,
Para “realmente” entender algo debes de hacerlo diez mil veces,
y para dominar
algo de forma completa debes de hacerlo cien mil veces ".
Proverbio
tradicional del Budo
Según vamos entrenando y practicamos lo que parecen ser infinitas
repeticiones de técnicas de Karate día tras día, encontramos de forma
inevitable que nuestras acciones y nuestras vidas están siendo moldeadas y
pulidas, que están siendo conducidas hacia un filo que transciende todo lo que
conocemos. Este filo es el producto de la práctica repetitiva denominado
RENSHU y está de alguna forma desconectado de “saber”, puesto que “saber” no
llega a reflejar lo que este proceso tiene como objetivo principalmente,
maestría con todo el cuerpo y la mente.
En nuestro paradigma
educativo occidental es muy fácil confundirse con esto. Equivocar el saber por
“realmente entender”, o peor aún por “dominarlo completamente” es terminar de
forma trágicamente corta y quedarse estancados en mero Budo mental, el
convertirse en una criatura de la teoría y la proyección.
El RENSHU no permite nada de esto, puesto que es el espíritu detrás del famoso viejo dicho de “Calla y practica” y en su corazón está la actividad Zen de moldear la vida de uno mediante la acción. Como las famosas prácticas del santo de la espada Tesshu en las cuales los participantes juraban entrenar durante mil días consecutivos y tener cien enfrentamientos cada día. Un ritmo extenuante pero eficiente pero para la mayoría de nosotros el proceso es más moderado y tardamos décadas, pero en ambos casos, cientos de miles de repeticiones son requeridas. Sudar y sangre es el precio de lo debido y no negociable para alcanzar el dominio completo.
RENSHU demuestra que conocer con la mente y conocer con el cuerpo son dos actividades muy diferentes y que tienen diferentes costes para alcanzar su maestría. Saber algo en el sentido de conocer su forma básica y forma es una cosa, pero entender su lógica y necesidad, su esencia es otra (y siempre parece haber más cuanto más te empujas, cuanto más tiempo dura). Pero dominar la esencia de una actividad para encarnarla completamente es enteramente otro tema. Cuando se domina por completo, el Yo se desprende, el conocer se desprende y la energía de la actividad se mueve a través de ti de una forma inconsciente, sin ni siquiera intentarlo.
En este caso la mente y la esencia del yo, están presentes en el viaje
pero solamente son unos meros pasajeros más del autobús. El conductor es el
principio, la actividad en si misma el hacer. Como si estuvieras imbuido con el
espíritu de la cosa, te conviertes en la cosa. No son dos, es muy íntimo.
Cuando termina, la consciencia, su mente y su magia mental vuelven y es
tiempo para reflexionar. Este es el otro turno de entrenamiento; llamado KEIKO,
el reflexionar sobre las cosas que han sucedido el cual nos da las bases para
entender y en definitiva poder transmitir. En el KEIKO el conocimiento emerge
de formas evidentes, las palabras de tu Sensei resuenan en tus oídos pero ahora
las escuchas de una forma diferente, estas atrapado en la red del conocimiento
de los porqués y las razones, en este contexto no hay substituto para
profundizar o para pulir nuestro conocimiento del Budo.
El KEIKO desenreda el tema, revela los secretos, puesto que el RENSHU solo, aunque es radicalmente eficiente, no es suficiente. No es suficiente realizar las acciones de una forma mecánica e inconsciente, debemos de conocer el porqué. Para qué el KARATE florezca y prospere tanto internamente como externamente, se les debe de dar cuerpo a las técnicas con conocimiento y principio o tienen el riesgo de convertirse en iteraciones sin sentido, erradas, usadas de forma incorrecta, de forma inapropiada.
El martillo proverbial que busca un mundo de tachas viene a la mente.
Muchos de nosotros queremos saltar directamente al KEIKO y circunvalar el
extenuante RENSHU pero el resultado de usar dichos atajos son expresiones
muertas del BUDO, que no te satisfagan
las palabras muertas solo las palabras llenas de vida transmiten el verdadero
dharma (la verdad).
Es en la actividad que forja el espíritu del RENSHU en la que creamos el
recipiente, la casa para que podamos hacer KEIKO de verdad y esta casa está
construida haciendo uso de nuestros huesos y tendones, nuestros músculos,
sangre y sudor.
El KEIKO real es entender y una reflexión con todo el cuerpo no debe
confundirse con aprendizaje de un libro o aprendiendo por repetición. Solo con
los dos lados del entrenamiento puedes obtener el efecto completo y dejar sitio
para el relámpago de la inspiración y la genialidad del BU.