Ubicado en las colinas de la
actual ciudad de Urasoe, al norte de Naha, en la isla principal de Okinawa, el
Castillo de Urasoe representa una de las estructuras más importantes del
período protohistórico del Reino de Ryukyu. Aunque en ruinas hoy día, su legado
cultural e histórico sigue siendo vital para comprender el desarrollo temprano
del poder político y la arquitectura defensiva en Okinawa.
El Castillo de Urasoe fue
construido en el siglo XIII, en un momento en que la isla de Okinawa aún no
estaba unificada y estaba dividida en múltiples territorios controlados por
señores locales conocidos como aji. En este contexto, Urasoe emergió como una
de las fortalezas más influyentes. Fue la residencia de los reyes del reino de
Chūzan (uno de los tres reinos del período Sanzan, junto a Hokuzan y Nanzan),
durante el período anterior a la unificación del Reino de Ryukyu. Entre los más
importantes gobernantes que residieron en Urasoe se encuentra el Rey Eiso
(1229–1299), considerado uno de los primeros en consolidar poder en la región
central de Okinawa.
El término “Gusuku” se refiere a
castillos construidos con piedra caliza coralina, típica de Okinawa, y se
caracterizan por sus muros curvos y su adaptación al terreno montañoso. Urasoe
Gusuku no fue la excepción. Fue edificado sobre una colina con vistas al mar
del Este de China, lo que le confería una posición estratégica tanto para la
defensa como para el comercio marítimo.
El castillo fue construido con el
típico estilo de mampostería de piedra caliza coralina que caracteriza a muchos
de los castillos Gusuku de Okinawa. Contaba con múltiples recintos amurallados
y se situaba en una ubicación estratégica: una colina con vistas al mar de
China Oriental, lo que ofrecía ventajas tanto defensivas como comerciales.
Aunque más modesto que el famoso
Castillo de Shuri (que posteriormente sería la sede real), el Castillo de
Urasoe tenía una estructura compleja. Incluía: Recintos exteriores e interiores
con muros de piedra, zonas residenciales para el rey y su corte, tumbas reales,
incluyendo la tumba del rey Eiso y otros miembros de la dinastía Eiso, cisternas
y sistemas de captación de agua, tumbas Reales y Patrimonio Funerario.
Una de las características más
destacadas del sitio es su conjunto de tumbas reales, que se encuentran cerca
del castillo. Estas tumbas fueron precursora de estilos más refinados como el
que se observa en el mausoleo real de Tamaudun, junto al Castillo de Shuri. Otro
de los aspectos más notables del sitio de Urasoe Gusuku es el Mausoleo Real,
considerado el más antiguo de Okinawa. Se cree que aquí están enterrados varios
miembros de la dinastía Eiso, incluido el propio Rey Eiso. Las tumbas se
encuentran cerca de los restos del Templo Ryufuku-ji, un templo budista que fue
erigido cerca del castillo durante el periodo de influencia china y budista en
la isla. Este templo refleja la temprana adopción del budismo en Okinawa,
influido principalmente por los contactos con China, y es una muestra más del
sincretismo cultural que caracterizó a la civilización ryūkyūense.
Hacia fines del siglo XIV, el centro político del reino se trasladó de Urasoe a Shuri, que ofrecía mejores condiciones estratégicas y comerciales. El rey Satto (1350–1395), quien fue uno de los gobernantes que ayudó a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con la dinastía Ming de China, fue quien inició esta transición, consolidando a Shuri como la nueva capital. Desde ese momento, el Castillo de Urasoe fue progresivamente abandonado como centro de poder, aunque siguió siendo un sitio espiritual y ceremonial importante.
Durante la Batalla de Okinawa
(1945), el sitio del castillo y sus alrededores fueron escenario de intensos
combates, debido a su elevación estratégica. Muchas partes del castillo fueron
severamente dañadas o destruidas por bombardeos y combates terrestres. Tras la
guerra, la reconstrucción del castillo no fue prioritaria, en parte por la
existencia de estructuras más reconocidas como el Castillo de Shuri. Sin
embargo, en las últimas décadas ha habido un renovado interés en el sitio,
tanto por su valor arqueológico como por su significado para la identidad
histórica de Okinawa.
Hoy, el sitio del Castillo de
Urasoe se conserva como un parque histórico y arqueológico. Aunque gran parte
del castillo está en ruinas, todavía se pueden observar secciones de los muros
de piedra originales, así como las tumbas reales. El lugar ha sido objeto de
excavaciones arqueológicas que han revelado artefactos de gran valor,
incluyendo cerámica, herramientas y restos estructurales. Además, el lugar
ofrece una vista espectacular de la costa oeste de Okinawa, lo que lo convierte
también en un sitio turístico y de reflexión.
También representa un eslabón
crucial en la evolución del poder en Okinawa, marcando el paso de pequeños
dominios locales a la formación de un reino unificado. Es también un símbolo
del patrimonio Gusuku, reconocido por la UNESCO como parte del Patrimonio
Mundial bajo la denominación “Sitios Gusuku y bienes culturales del Reino de
Ryukyu”.
Aunque menos conocido que otros castillos de Okinawa, el Castillo de Urasoe fue un centro pionero de gobierno, religión y cultura. Sus muros silenciosos aún susurran la historia de un reino en formación, de reyes visionarios, y de una isla que supo erigir su identidad entre dos mundos: Japón y el sudeste asiático. Visitarlo hoy es adentrarse en la memoria viva de Ryukyu.