Hace mucho, un anciano campesino,
harto de tener que sufrir para proteger su campo de las tormentas o la sequía,
decidió hablar con Dios y le dijo:
– Escúchame Dios, necesito
pedirte algo importante.
– ¿Qué quieres? – respondió Él.
– Estoy cansado de trabajar cada
día el campo y perder muchas veces la cosecha de trigo por culpa de una
tormenta o una despiadada ola de sequía. La gente termina pasando hambre… Tal
vez no sepas como yo, que soy un experto campesino, cómo debe ser el tiempo.
Deja que yo decida durante un año y verás cómo desaparecen la pobreza y el
hambre.
Dios lo miró compasivo, y
asintió.
– De acuerdo, acepto tu desafío.
Tú me dirás durante un año cómo quieres que sea el tiempo.
Y así fue: durante un año entero,
el campesino iba pidiendo sol o lluvia según lo deseaba. Y todo fue muy
tranquilo. Apenas tuvo que trabajar y en primavera, justo un año después, fue a
hablar con Dios nuevamente. El trigo había crecido mucho, más que ningún otro
año, y el campesino estaba orgulloso:
– ¿Ves cómo tenía razón? – dijo
el anciano-. El trigo está tan alto que tendremos alimento para varios años.
– Ya veo- respondió Dios- Cierto,
ha crecido mucho. Pero… ¿Te has asegurado de que los granos sean buenos?
El campesino tomó entonces un
grano de trigo y lo abrió. ¡Estaba vacío!
– ¿Cómo es posible? – preguntó
alarmado el campesino.
– Sin obstáculos, es imposible
crecer. Sin desafíos, sin tormentas, truenos o granizo, el trigo no se
fortalece. Le pusiste todo tan fácil, que el trigo creció sin alma, vacío…
El campesino entonces lo entendió
todo.
Parafraseando esta historia y
haciendo un link con el Arte que estudiamos, se asemeja mucho a la actitud de
muchos estudiantes en la actualidad, que en vez de seguir al pie de la letra
los consejos y advertencias de su Sensei (aun si poder comprender), tratan de
acomodar los fundamentos de su estudio a su conveniencia o razón, evitando en
muchos casos el factor mas determinante de la misma: “Practicar, practicar y
practicar”. En silencio, todos los días, sin cuestionar, sin preguntarse para
que es cada cosa, sin imaginar ni estimar lo que está bien y lo que esta mal.
En definitiva …. Seguir las
enseñanzas de quien llego antes al camino. Tan simple y tan complejo como eso.
Para avanzar en el Arte no se necesita intelecto, se necesita determinación para
la práctica cotidiana, solo eso.
Pruébelo y compruébelo.
Luis Lemos