KINJO STONE ROAD: UN VIAJE AL PASADO ENTRE LAS COLINAS DE RYUKYU (OKINAWA)

 

Ubicada en las tranquilas colinas del distrito de Shuri en la ciudad de Naha, Kinjo Stone Road (金城町石畳道) es una joya histórica que transporta a los visitantes a la era del Reino de Ryukyu. Esta pintoresca calle empedrada, también conocida como Kinjo-cho Ishidatami Michi, es uno de los pocos tramos originales que aún se conservan del antiguo sistema de caminos que conectaban el Castillo de Shuri con el sur de la isla de Okinawa.

Kinjo significa “castillo de oro” o “ciudad dorada”, haciendo referencia a la nobleza que residía en la zona durante la época del Reino de Ryukyu.

   

Kinjo Stone Road fue construida y consolidada en el siglo XVI, durante la era del Reino de Ryukyu (1429–1879), un reino independiente que floreció gracias al comercio marítimo con China, Corea, el sudeste asiático y, eventualmente, con Japón. Esta calle formaba parte de una red de caminos reales conocida como kaido, que conectaba el castillo con aldeas y puertos estratégicos.

La construcción de la calle se realizó con grandes bloques de piedra caliza local, dispuestos de manera que pudieran resistir la erosión de las lluvias subtropicales y facilitar el tránsito tanto de peatones como de caballos. El diseño inclinado y ondulante de la calle seguía las curvas naturales del terreno, reflejando una armonía con la topografía característica de la arquitectura ryukyuense.

Hoy en día, Kinjo Stone Road es un importante bien cultural protegido por el gobierno japonés. El tramo que sobrevive, de unos 300 metros, se encuentra rodeado de casas tradicionales okinawenses con tejados de tejas rojas (aka-gawara) y muros de piedra coralina. Es uno de los pocos lugares donde se puede experimentar el ambiente urbano del antiguo Shuri.

  

Durante siglos, este camino fue transitado por miembros de la nobleza, emisarios reales y artesanos, y era parte del itinerario ceremonial que conectaba el castillo con los templos y santuarios del sur de la isla. Además, se usaba para transportar productos locales, como tejidos de bingata (técnica de teñido tradicional), cerámica yachimun, y otros bienes de comercio.

Caminar por Kinjo Stone Road es como atravesar una cápsula del tiempo. Cada piedra del camino cuenta una historia: de monarcas y súbditos, de comerciantes y peregrinos. El musgo que crece entre las piedras, las paredes centenarias y los jardines cuidados a la manera tradicional evocan una Okinawa anterior a la guerra, cuando la isla tenía una identidad cultural profundamente única, distinta del resto de Japón.

Uno de los elementos simbólicos que se destaca es la presencia de los "Shisa", leones guardianes ubicados en las entradas de varias casas. Estos amuletos de protección, típicos de la cultura Ryukyu, son considerados los protectores del hogar frente a los espíritus malignos.

  

     

Durante la Batalla de Okinawa en 1945, gran parte de la ciudad de Shuri fue destruida, incluyendo el Castillo de Shuri. Sin embargo, este pequeño tramo de la Kinjo Road logró sobrevivir, convirtiéndose en un testimonio silencioso de la resiliencia del pueblo okinawense. Después de la guerra, con el crecimiento urbano y la modernización, muchos caminos antiguos desaparecieron, pero el de Kinjo fue cuidadosamente restaurado y preservado como parte del patrimonio cultural.

Durante las lluvias, las piedras se tornan brillantes y resbaladizas, lo que en épocas antiguas obligaba a caminar con calzado especial o descalzos. El camino está rodeado de más de 30 especies distintas de flora subtropical, y en primavera se llena de aromas cítricos gracias a los jardines de shikwasa (una fruta cítrica local). Se ha utilizado como escenario en varias películas y documentales sobre la historia de Okinawa. A escasos metros se encuentra el santuario de Uchaya-Udun, una casa de té tradicional utilizada por la nobleza.

Consejos para visitantes: Calzado cómodo: Aunque el tramo es corto, el camino empedrado es irregular y puede ser resbaladizo. Evitar días de lluvia fuerte, ya que la inclinación del camino puede dificultar el paseo. Visitar al atardecer, cuando la luz dorada resalta las texturas de la piedra y las sombras de los muros crean un ambiente mágico. Llevar cámara, porque cada rincón parece una pintura viviente del viejo Okinawa.

Kinjo Stone Road no es simplemente una calle antigua: es un vestigio vivo de una civilización insular única, orgullosa y profundamente conectada con su entorno. En un mundo cada vez más moderno y uniforme, caminar por este sendero es reconectar con una forma de vida más lenta, más consciente, y llena de significado. Es, sin duda, uno de los secretos mejor guardados de Okinawa, y una parada obligatoria para cualquier viajero con sensibilidad histórica.

   

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EL CASTILLO DE URASOE: CUNA DEL REINO DE RYUKYU Y TESTIGO DEL TIEMPO - URASOE-SHI OKINAWA JAPON

 

Ubicado en las colinas de la actual ciudad de Urasoe, al norte de Naha, en la isla principal de Okinawa, el Castillo de Urasoe representa una de las estructuras más importantes del período protohistórico del Reino de Ryukyu. Aunque en ruinas hoy día, su legado cultural e histórico sigue siendo vital para comprender el desarrollo temprano del poder político y la arquitectura defensiva en Okinawa.

El Castillo de Urasoe fue construido en el siglo XIII, en un momento en que la isla de Okinawa aún no estaba unificada y estaba dividida en múltiples territorios controlados por señores locales conocidos como aji. En este contexto, Urasoe emergió como una de las fortalezas más influyentes. Fue la residencia de los reyes del reino de Chūzan (uno de los tres reinos del período Sanzan, junto a Hokuzan y Nanzan), durante el período anterior a la unificación del Reino de Ryukyu. Entre los más importantes gobernantes que residieron en Urasoe se encuentra el Rey Eiso (1229–1299), considerado uno de los primeros en consolidar poder en la región central de Okinawa.

El término “Gusuku” se refiere a castillos construidos con piedra caliza coralina, típica de Okinawa, y se caracterizan por sus muros curvos y su adaptación al terreno montañoso. Urasoe Gusuku no fue la excepción. Fue edificado sobre una colina con vistas al mar del Este de China, lo que le confería una posición estratégica tanto para la defensa como para el comercio marítimo.

 

El castillo fue construido con el típico estilo de mampostería de piedra caliza coralina que caracteriza a muchos de los castillos Gusuku de Okinawa. Contaba con múltiples recintos amurallados y se situaba en una ubicación estratégica: una colina con vistas al mar de China Oriental, lo que ofrecía ventajas tanto defensivas como comerciales.

Aunque más modesto que el famoso Castillo de Shuri (que posteriormente sería la sede real), el Castillo de Urasoe tenía una estructura compleja. Incluía: Recintos exteriores e interiores con muros de piedra, zonas residenciales para el rey y su corte, tumbas reales, incluyendo la tumba del rey Eiso y otros miembros de la dinastía Eiso, cisternas y sistemas de captación de agua, tumbas Reales y Patrimonio Funerario.

 

Una de las características más destacadas del sitio es su conjunto de tumbas reales, que se encuentran cerca del castillo. Estas tumbas fueron precursora de estilos más refinados como el que se observa en el mausoleo real de Tamaudun, junto al Castillo de Shuri. Otro de los aspectos más notables del sitio de Urasoe Gusuku es el Mausoleo Real, considerado el más antiguo de Okinawa. Se cree que aquí están enterrados varios miembros de la dinastía Eiso, incluido el propio Rey Eiso. Las tumbas se encuentran cerca de los restos del Templo Ryufuku-ji, un templo budista que fue erigido cerca del castillo durante el periodo de influencia china y budista en la isla. Este templo refleja la temprana adopción del budismo en Okinawa, influido principalmente por los contactos con China, y es una muestra más del sincretismo cultural que caracterizó a la civilización ryūkyūense.

 

Hacia fines del siglo XIV, el centro político del reino se trasladó de Urasoe a Shuri, que ofrecía mejores condiciones estratégicas y comerciales. El rey Satto (1350–1395), quien fue uno de los gobernantes que ayudó a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con la dinastía Ming de China, fue quien inició esta transición, consolidando a Shuri como la nueva capital. Desde ese momento, el Castillo de Urasoe fue progresivamente abandonado como centro de poder, aunque siguió siendo un sitio espiritual y ceremonial importante.

Durante la Batalla de Okinawa (1945), el sitio del castillo y sus alrededores fueron escenario de intensos combates, debido a su elevación estratégica. Muchas partes del castillo fueron severamente dañadas o destruidas por bombardeos y combates terrestres. Tras la guerra, la reconstrucción del castillo no fue prioritaria, en parte por la existencia de estructuras más reconocidas como el Castillo de Shuri. Sin embargo, en las últimas décadas ha habido un renovado interés en el sitio, tanto por su valor arqueológico como por su significado para la identidad histórica de Okinawa.

Hoy, el sitio del Castillo de Urasoe se conserva como un parque histórico y arqueológico. Aunque gran parte del castillo está en ruinas, todavía se pueden observar secciones de los muros de piedra originales, así como las tumbas reales. El lugar ha sido objeto de excavaciones arqueológicas que han revelado artefactos de gran valor, incluyendo cerámica, herramientas y restos estructurales. Además, el lugar ofrece una vista espectacular de la costa oeste de Okinawa, lo que lo convierte también en un sitio turístico y de reflexión.

 

También representa un eslabón crucial en la evolución del poder en Okinawa, marcando el paso de pequeños dominios locales a la formación de un reino unificado. Es también un símbolo del patrimonio Gusuku, reconocido por la UNESCO como parte del Patrimonio Mundial bajo la denominación “Sitios Gusuku y bienes culturales del Reino de Ryukyu”.

Aunque menos conocido que otros castillos de Okinawa, el Castillo de Urasoe fue un centro pionero de gobierno, religión y cultura. Sus muros silenciosos aún susurran la historia de un reino en formación, de reyes visionarios, y de una isla que supo erigir su identidad entre dos mundos: Japón y el sudeste asiático. Visitarlo hoy es adentrarse en la memoria viva de Ryukyu.

教えてくれるすべての人に感謝する

 20年前(2005年)、日本の沖縄県那覇市牧志の友人宅で、真のウチナーンチュ文化を学び、楽しみました

年月が経ち、私たちは日々学び続けます


私の学習に協力してくださったすべての方々に深く感謝いたします。 今では私自身のものとなった文化と感情について、もう少し学ぶことができたよう、時間と知識を私に与えてくれた彼ら一人一人に特に感謝しています

LO UNICO IMPORTANTE ES LA PRACTICA, LO DEMAS, SOLO UN COMPLEMENTO. (SENSEI LUIS LEMOS)

 

毎日、道場の孤独の中で、先生の教えを実践しながら、練習に練習を重ねてください。
重要なのはそれだけです。残りは単なる補足です。

EL BARRIO DE SUMIDA (JAPON) ES EL CORAZON TRADICIONAL DE TOKIO JUNTO AL RIO

 

Ubicado al este del río Sumida, el barrio de Sumida eses una joya cultural e histórica dentro de la gran metrópolis que es Tokio. Aunque hoy es más conocido por ser el hogar del imponente Tokyo Skytreeconexión , Sumida guarda en sus calles una profunda conexión con el viejo Edo, nombre que tenía la capital japonesa en los tiempos del shogunato Tokugawa.

   

Históricamente, Sumida fue una zona industrial y artesanal. Durante el período Edo (1603–1868), era común ver talleres de fabricación de papel, cerámica, y más adelante, fábricas textiles y metalúrgicas. El barrio fue también cuna de famosos artistas japoneses como Katsushika Hokusai , el maestro del ukiyo-e, célebre por su grabado La gran ola de Kanagawa . De hecho, hoy existe el Museo Hokusai en su honor, donde se pueden ver muchas de sus obras originales y conocer más sobre su vida.

Mate Argentino junto al Rio Sumida en Tokio Japon

El río Sumida ha sido, desde siempre, el alma del barrio. En sus orillas se realizaban festivales, paseos en bote, y era un punto clave para el transporte de mercancías. A día de hoy, sigue siendo un lugar de paseo, especialmente durante la floración de los cerezos en primavera, cuando los sakura tiñen de rosa los márgenes del río.

En la modernidad, Sumida combina tradición y tecnología: desde los santuarios tranquilos y callejones con casas de época, hasta la futurista Tokyo Skytree , símbolo de la nueva era japonesa. Además, a pocos pasos, se encuentra el edificio de la cervecera Asahi, con su icónica escultura dorada, otro de los íconos visuales del área.

Las barcazas turisticas proporcionan un paseo con vistas increibles del barrio desde el Rio

Visitar Sumida es caminar por la historia de Japón mientras se disfruta del presente. Es una invitación a mirar hacia arriba, hacia el Skytree, y también hacia atrás, hacia las raíces de una ciudad que nunca olvida su pasado.

Paseo recomendado!