(Reproducción de Artículo ya publicado)
Es claro e indudable que su tarea principal en esta tierra fue ayudar a quien se lo solicitara y a quien no también. En la Historia del Okinawa Karate-Do de Argentina su aporte fue fundamental e invaluable, siendo el único nexo real entre los Maestros Argentinos y los Okinawenses. Para la Cultura latinoamericana en general fue definitivamente la puerta de entrada al Japón y a Okinawa en sus distintas facetas.
Su mítico Restaurante "SUDAKA" (ya no existe más) en el barrio de Asato ha sido un verdadero núcleo del Okinawa Karate interestilos por más de cuatro décadas en donde sus maravillosas empanadas tenían ese maravilloso sabor impregnado de nuestra propia tierra y su sonrisa y contención nos hacía sentir aún más que estabamos en nuestra propia casa a pesar de la distancia.
Te fuiste una mañana de Septiembre cantando bajito como te gustaba, una canción de la negra Sosa y me dejaste sin cumplir la promesa que siempre nos hacíamos al despedirnos. Siempre me decias: "Nos vemos pronto si Dios nos da salud, cuidate mucho y cuida a tu Familia".